sábado, 11 de abril de 2015

Despertar contigo

Y miraba su casa, la decoración detallista, lo perritos de cerámica dorada que hacían juego con el color de las cortinas con relive, la mesa con diseño extraño que no logré identificar porque nunca me interesaron esas cosas, el mueble en la cocina llena de cajas de té de distintas marcas importadas, todo pulcro a pesar de tener dos perros de raza fina, nada de pelos, nada de olores, todo limpio...

La pieza era un desastre de ropa de marca acumulada sin lavar y su armario estaba lleno de ropa ordenada lista para vestir, no entendía nada.  No había tele, ni veladores, y sobre el piso un cojín que estaba justo debajo del toma corriente, sobre el cojín un libro sobre la actualidad sociocultural del Chile clasista, del Chile de los maricones rubios del barrio alto, de esos que bajan los fin de semana para comer carne proleta, esos maracos que se costean el tratamiento del bicho maldito sin salirse del presupuesto, ricos.   

Luego de eso me acosté en su cama, cómoda, grande, de colchón resistente a los embates del sexo maraco, un colchón digno de hotel de 3 estrellas de la noche capitalina, nada que ver con esas basuras en las cuales usualmente entrego placer anal.  El se fue a la ducha y se demoró mucho, no sé que pasó ahí adentro.  Al salir se colocó algo de lencería masculina que yo tanto detesto, no hay nada más excitante que ver un cuerpo desnudo sin esos adornos de ropa maraca importada que hace al cola lucir más cola en la intimidad...

Me puse a dormir, ese era el trato, dormir y nada más.  En eso comienza la exploración, a tocar esas piernas que estuvieron prohibidas para mi por 3 años, tocar ese torso desierto de vellos que tanto deseaba, su cara no era armoniosa pero tenía un que sé Yo que me hacía desearlo, ¿sería mi soledad o mi calentura permanente?

No besamos, nos tocamos...

Luego a dormir...

Desperté y me di cuenta que la hora había pasado rápido, alcancé hasta soñar algo que no recuerdo y volvimos a la exploración de nuestros cuerpos, a ese dominar de egos masculinos...

Suavemente me dio placer oral mientras sus dedos jugaban con mi ano, pero el placer no estaba atrás si no en la estimulación oral que tan bien sabía dar...

Me fui...

Luego baño, conversación sin sentido y me marché de su casa...  Rumbo al centro, caminando en las calles más lejanas de CiudadPasiva, donde los condominios sobre valorados se mezclan con los ranchos sobre valorados también...  Caminé, pero venía solo, el venía conmigo, ambos al centro, Yo a mi casa y el a comer algo porque no cocina, sólo gasta, sólo consume, en el fondo es otro más que vive y disfruta del colismo aspiracional... 

Todo eso pasó ayer...  


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Juanito Fulanito
Despierta

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