Pa variar grinder, el antro cola por excelencia volvía a darme carne curda para comer, después de días de no tocar a nadie o mejor dicho sí. Es que con el wn que se me rompió el condón simplemente lo llevé a un cerro, me puse el globo y le partí el culo, pero antes de acabar me saqué el gorro y lo preñé bien preñado, cosa mi leche le escurriera por la raja.
Antes de eso no sé si conté en Stgo. me culié a un profe, a pelo igual. En la playa me comí dos picos sabrosos a modo de placer oral.
Lo peor pasó en otra ciudad, donde un negro colombiano de 24 años y cm de pico me pasó su culo redondo y musculoso, no me di cuenta que el globo se había roto. Lo preñe y un mes después estaba haciéndome el examen, negativo. Espero que el de tres meses sea igual de negativo.
Pasaron los días o se mezclaon, no recuerdo o no quiero acordarme, y un día de enero con la luna en la nariz conocí a este muchacho, un tipo de 1,80m, algo entrado en carne y de pelo claro, de piel blanca y ojos color miel.
La idea era ir a algún lado a culiar, con esas piernotas y su carito de niño guapo estaba a full.
Le gusté, me gustó. Y en un cerro tratamos de tirar pero no se pudo, luego nos fuimos a un motel pero estaba cerrado, me fui por los caminos rurales buscando algún descampado y llegamos al mar, ahí entre dunas y bosques conversábamos, tomábamos fotos y nos reíamos. Luego entre los árboles nos besamos, tiramos.
Antes de irnos seguíamos conversando, cagándonos de la risa, me dijo su nombre, Yo el mio, y en ese gesto todo lo impersonal y animal del sexo en los tiempos del grinder pasó a ser más humanos.
Hoy está de viaje pero lo extraño, quizás esté con otro, o yo esté con otro, pero son los riesgos que hay que asumir cuando uno involucra al corazón, porque sé que habrán miles de culos de maracos dando vueltas y así también sé que esa risa nerviosa mezclada con una mirada tierna no es para cualquiera, hoy es para mi.
