viernes, 28 de septiembre de 2018

Abogados, médicos y otros especímenes que no saben amar

Nunca nunca!


Todos deberíamos saber que hay cosas que no se hacen en un ciber cola, que al final de cuentas es como un sauna pero con computadores en vez de cámaras de vapor.


Ese día iba a Santiago, otra vez a ver al doctor, mis ojos tenían control y me quedé de juntar con alguien que suele leer mis historias sin sentido.


Y?


Me dejó plantado, me dijo que no iría y de pasada me dejó sin panorama, porque de hecho tenía listo lo que íbamos a comer, donde comerlo y el sabor del jugo que acompañaría la merienda, pero, me dejó plantado...  Ok, para ser justo me avisó que no iría.


Qué hice? me fui a un ciber, estaba desierto y en eso aparece en la cabina colindante un tipo tan lindo como desquiciado.


Nunca nunca, lo besé, me lo tiré.  Yo disfrutaba de su oralidad mientras me contenía para no botar mi leche antes de embestirlo.  Su piel suave, su pelo claro, esos ojos profundos y grises.  Era todo lo que había soñado.


Sabes, de ti me encantó tu voz...  - me dice mientras tomábamos un café -


Y claro, porque después del sexo me dediqué a alabar su belleza y él se entregó en confianza, le dije que nos fuéramos de ahí.  Y las siguientes dos horas me contó su vida llena de peripecias y Yo la mía, porque eso no pasa nunca, el sexo es sexo, te limpias el pico y te vas pero acá terminamos rompiendo la cuarta pared por decirlo de algún modo.


Ese día sólo fui el chico de la voz grave que alguien necesitó para saciar su hambre de hombre, para olvidar a un otro que no correspondió su afecto, para ser el calmante entre el amante regular y la pareja que no lo satisface, ese era Yo, el otro.  Disfruté el plato y por eso mismo considerando donde lo conocí sabía que no todo era miel sobre hojuelas, Yo era el otro, el nadie de pico grueso que calentó a más no poder su culo deseoso.


Y qué más da?  No sería primera vez, soy desechable, tanto para una salida casual para conversar, desechable como para no pedir una segunda cita después de la embestida.  No guardé su cel, no quiero caer en ojos profundos sin fin, no vale la pena, no.




Hoy después de unos meses salí con el Legis, y es cierto, los abogados saben poco de amor.  Sólo calientan la sopa y no pueden fingir intimidad, claro que en comparación a los médicos son Santos.


No creo en el amor, no creo en nada, sólo soy un pasajero en un medio de transporte, ese pasajero con el cual compartes asiento antes de llegar al final del viaje y que dejas atrás, irrelevante, olvidable.  Un muy Yo.

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JF

1 comentario:

  1. Maldito el conchetumare que te dejó plantado. Debe ser un mono reculiao de mierda. Eso no se hace. Oye, entre abogados y doctores... uufff. No sé qué gremio es peor. Sí sé: el de los blogueros. jejeje.

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