lunes, 21 de diciembre de 2015

A esta altura

CocaCity es un lugar de antros colas, con disco y webeo en todos lados.
Los pasivos pululan, piden pico, no importa como esté pero las reglas son las mismas que para el resto de los maracos deseosos de sexo anal.  No ser feo, pobre o gordo, o de alguna etnia y el sin fin de peros que hay.

Ciber, mamada. Ciber, chat gae. Ciber y un contacto, condones, sexo barato en un hotel de 4 estrellas.

Olvidable todo.

Luego de eso la rutina, el trabajo, las pajas que contienen algo el fuego interno.

A esa altura me siento un motos sobre calentado.

Después más rutina, tanta que el fuego se consume y queda el vacío, ese vacío que es peor que el otro, el del sexo sucio por meterlo y botar leche de hombre condensada de mierdas mentales.

A esa altura ya nada importa.

Después (y respito después) angustia.  A estar solo, a que el brasileño de tinder no me halle tan rico en persona.

A esa altura hablo portugués de forma fluida.

El amor en tiempos de tinder, de snap chat, de instagram, de facebook.

Luego lo de siempre, nada.

Al fin salí, un tipo me pidió un favor y lo acompañé sin intenciones (de no besarlo, comerlo, tocarlo y que nos desprediésemos de nuestros deseos más perturbadores para el pastor Soto) de algo más.  Salimos, hablamos, lo toqué, lo besé...  Y quedé algo tranquilo.  El resto lo hacen tumblr.com con sus vídeos porno.

A esta altura el pico me rompió el pantalón.

Saben, envejecer en este país y ser maraco es para morir de soledad y fracaso.  Creo que me iré a brasil u otro país donde al cola se le respete un poco más o no lo miren como las wéas.

A esta altura me pregunto que pasa en los vídeos porno chilenos que todos tiran sin condones.  Culos llenos de verrugas siendo lamidos, penes de dudosa salubridad siendo mamados.  No hay caso.

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Juanito Fulanito
El tiene 19 y Yo 33, y el brazuca 34.






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