viernes, 6 de noviembre de 2015

De algo hay que morirse

Al final de algo hay que morirse...

Mientras escuchaba al loco cantando entre los pasillos del terminal, mientras el loco hacía el ridículo por algunos pesos para tomar algo caliente en la fría mañana de Santiago, Yo pensaba en Él.

El loco a pesar de todo alguna vez fue un bebé, un tierno infante que que trajo alegría a sus padres (o quizás fue un hijo no deseado de triste infancia pero esta vez me dejaré llevar por el idealismo)

Ahora, pensaba en Él.

  • Juanito, el día que muramos estaremos todos en el infierno en una orgía con satán, Hitler y Pinochet...
  • Juanito, quiero comer algo grotescamente cancerígeno...
  • Juanito, de algo hay que morirse...

Ese día en frente al Palacio de Las Coimas (Justicia) le tomé el pelo, fuerte.  

Ahora está muerto, bajo 2 metros de tierra, o en un nicho en algún cementerio público.

La noticia me afectó mucho, me sentí enfermo de lo mismo, del poco cuidado de mi corpóreo ser, de antígenos y anticuerpos inútiles para el cáncer rosa...

No habrán más orgías con penes descomunales.
No habrán más visitas a los ciber colas de la capital.
No habrán más escupitajos en las bocas de homosexuales sedientos de fluidos de dudosa salud.


  • Estás muerto...  Y esa vez dije que me daba lo mismo si te cuidabas o no...  Y ahora estás muerto...  Pútrido, hinchado y olvidado...


  • ¿Dónde estarán aquellos a quienes diste tanto placer anal?
  • ¿Dónde estarán aquello que te lloran?

No fuiste un completo desastre, al menos a mi me serviste de mal ejemplo...

Ahora, este mes, cuando reciba el sobre con mi exámenes y si vienen chistosos, positivos o weiristicos...  Pensaré en ti aun que no pienso seguir tus pasos...

El loco siguió su vida, tu te pudres, el loco quizás estará loco pero nunca tanto como para ser recordado de esa manera tan cruel...

Me dio pena tu partida, me caló hondo, no tanto como querías calarme en un principio, no tanto como quería calarte cuando me di cuenta cuenta que eras un caldo de cultivo con patas.

Adiós, estés donde estés espero recordarte poco e incluso olvidarte...

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Juanito Fulanito

1 comentario:

  1. Los huracanes, los terremotos y los maremotos duran poco y dejan la zorra por donde pasan. Me temo que nadie los olvida nunca, se quedan en nuestra memoria.
    S.

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