domingo, 22 de febrero de 2015

Maricón costero (de Papudo y Zapallar con amor)

Si al final cada uno tiene lo que se merece...  Bueno, casi siempre.

Mis niveles de angustia han alcanzado límites altos esta semana, y ni hablar este último día, el hecho de pensar en lo que se me viene el martes me tiene con los pelos de punta, ser portador crónico de la hepatitis B no es un chiste gracioso...

Ahora voy a hacer algo que no hago muy seguido, nombrar una ciudad sin usar apodo...  Siempre lo hago con Santiago porque Stgo. es gigante y es poco probable que alguien me ubique.

Conocí un niño de Papudo, alto, blanco, guapo, pero medio cola en sus manera, y Yo el muy bruto se me ocurrió contarle de mi enfermedad (crasus errare).  El tema es que estaba jugando en mi consola cuando recibo una llamada de el invitándome a visitarlo (3 horas de viaje desde CiudadPasiva o desde ACity, jejejeje, o más, o menos)  La cosa es que fui.
Al llegar veo un tipo un poco más alto que Yo en esos típicos shorts que usan los cuicos, tenia tatuada la mano y al fijarme en su paquete balanceándose de un lado hacia otro no pude evitar la erección inminente, imposible, el wn rico...
Lamentablemente no podía comerlo, y creo que el tipo se desilusionó de mi, sí total soy un chancho feo con suerte como les he contado.
Saben, nos fuimos por la costa hasta Zapallar, sí, donde veranea casi la mayoría del PIB de este país, lo curioso es que el niñito ubicaba cada casa, cada familia de rancio abolengo, ubicaba nombres, era como parte del jet set cuico del sector...  Y eso me incomodó y me chocó, el hecho de estar tratando de engrupirme a un wn que no me podría comer y que además era un cola aspiracional o un ricachón con pichula enorme, no...
Sin darse cuenta se me ocurrió una idea loca (porque en lo general soy bien directo para mis cosas)  y le mandé un WS a un amigo diciendo lo siguiente:  Llámame en 15 min y sólo sigue la corriente, estoy en una situación incómoda.

A los 15 minutos llamó, e inventé un emergencia, con show incluido y ataque de ira, una mentira del porte de un buque mientras los cuicos aspiracionales que venían por el día a Zapallar nadaban más acá de la roca que separa a la élite económica de los rotos mugrosos (me incluyo).  
Así que simplemente me fui raudo a Papudo, dejé al muchacho en una calle céntrica y me quedé observando por el retrovisor como se perdía en el horizonte, al perderlo de vista llamé a mi amigo y le conté la historia y nos reíamos de la situación, pero quedé picado porque quizás si no hubiese estado enfermo me la hubiera jugado igual por tener su culo en mi pico... 

Cuicos, musculocas, colas en general, odio ser parte de este mundo tan rancio, y además jugando en modo difícil porque lindo no soy, los años pasan y pocos entienden que la belleza se va, los músculos se caen, los esfínteres anales ceden y el cola se transforma sólo en un despojo de lo que fue alguna vez.  Y Yo no deseo ese amargo final para mi.  No.

Le dije a mi vieja:  Odio tener esta enfermedad de puta, esta enfermedad mega contagiosa, que no pueda tocar a nadie que no se vaya a contagiar, lo sé, igual me las he ingeniado para poder tirar e igual mi conciencia no está tranquila pensando en quienes contagié (si es que pasó)

El martes pondrán un lápida sobre mi cuerpo, seré oficialmente portador crónico de la hepatitis B, tendré que relacionarme sólo con gente inmune y moriré de cáncer antes de los 50...  ¿Hay algún panorama mejor?  No lo creo.

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Juanito Fulanito
Maricón arrepentido

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